Antes de nada, que quede una cosa muy clara. Desde este humilde rincón sabatino no somos sospechosos de no exigir al sector productor lo mejor. De reiterar y reiterar que la excelencia y la alta calidad es el camino más recto para conseguir los objetivos de rentabilidad del sector productor. Lo hemos dicho muchas veces: que el consumidor esté satisfecho con lo que llega a su mesa o con lo que compra en el lineal es la forma más segura de que repita.

Partiendo de esa base, de que la responsabilidad del sector ganadero es intransferible en la calidad, lo cierto es que no podemos evitar pensar que a veces estamos en manos de otros sectores que tienen un contacto más directo con los consumidores. En el caso del vacuno de carne, podemos referirnos, por ejemplo, a los carniceros.

Todo ello viene a colación por una información que leíamos hace unas semanas en el periódico El Norte de Castilla. Se trata de unas jornadas gastronómicas celebradas en Valladolid con la carne de vacuno como principal protagonista. En estos casos, está claro que los distribuidores y carniceros juegan un papel fundamental para que los consumidores se queden satisfechos.

Saben vender el producto, acercarse a los gustos del mercado… Quizás la carne de vacuno que se vende en otros circuitos tiene la misma calidad de origen, pero no tiene por qué estar tan bien tratada. Todo cuenta para satisfacer al consumidor final.