Burgos se queda con un tercio de vacas lecheras que tenía hace quince años

Las granjas de ordeño están desapareciendo de la provincia de Burgos, el censo de lecheras no deja de mermar y los ganaderos que aún resisten son pesimistas, máxime cuando se desayunan, como ha ocurrido esta semana, con la noticia de una multa millonaria (80,6 millones) por pactar precios impuesta a la industria que compra su materia prima, según publica Diario de Burgos.

Hoy, si nos atenemos a las estadísticas agrarias facilitadas por la Junta, hay unas 5.400 vacas estabuladas produciendo leche en la provincia, apenas una tercera parte de las que se registraban hace 15 años. Son un 7% de una cabaña bovina integrada por 75.500 animales, la mayor parte destinados a sacrificio para carne y reposición.
Quedan 72 explotaciones lecheras vivas tras el cierre de 23 en los últimos cinco años, pero no todas entregan leche, pues algunas se han centrado solo en la cría.

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