Hay que reconocerlo. La historia es lo suficientemente rocambolesca para que los medios de comunicación le presten atención, sobre todo en el entorno digital en el que muchas veces triunfan las noticias a golpe de click, con titular llamativo y que sea consumida de forma rápida y viralizada de móvil a móvil.

“Una vaca sale del territorio de la UE hacia Serbia y podría ser sacrificada”. Ese era el titular… y la noticia no era para menos. Una vaca búlgara se pasó por descuido a territorio de Serbia, fuera de la Unión Europea (UE), y debería ser sacrificada puesto que la reglamentación comunitaria le impide regresar de nuevo a su país de origen, lo que indigna a su propietario quien clama por su vida. Penka, une vaca alazana que se encuentra en su sexto mes de gestación, en un descuido se fugó de su rebaño cuando pasaba cerca del pueblo de Kopilovtsi, no lejos de la frontera de Bulgaria con Serbia. Entonces, su periplo personal la llevó hasta el país vecino, al que accedió sin ser interceptada por los guardias de fronteras. Recogida por un granjero serbio, quien la identificó gracias a su distintivo, finalmente fue entregada a su propietario, Ivan Haralampiev, como corresponde. Finalmente, la historia terminó con final feliz, porque las movilizaciones de diferentes asociaciones hicieron que finalmente no fuera sacrificada.

Hasta aquí la historia. La repercusión que ha tenido en los medios de comunicación, como ha podido comprobar cualquiera, ha sido realmente grande. Pocos aspectos relacionados con el vacuno han tenido tanta repercusión. Eso nos hace comprobar que los medios no enfocan la realidad en la dirección concreta, porque hay muchos aspectos de interés para los ganaderos que están ahí latentes. Si les gustan las vacas que cruzan fronteras, que desarrollen lo que ocurre con las restricciones de movimientos entre comunidades autónomas, por poner un ejemplo. Aquí también hay buenas historias.