Desde este púlpito que ocupamos los sábados los de VACUNO DE ÉLITE nos gusta pontificar sobre muchas cosas. Una de ellas, quizás la más repetida si a alguien le da por revisar todo lo que los canallas sabatinos os hemos contado desde hace ya dos años, es nuestra obsesión para que quede claro que la leche es leche. No nos hablen de soja, por favor, que no es leche, sino líquido. Ya estamos cansados de repetirlo…

Por eso se nos llevan los demonios cuando visitamos los lineales de cualquier supermercado. Allí, camuflada entre los briks de leche entera y las botellas de leche desnatada, se encuentra agazapada la soja, la almendra y demás líquidos. Para colmo, algunas de las empresas que venden leche también hacen las transformaciones de esas bebidas que, volvemos a decirlo una vez más, no pueden llamarse leche, porque la leche por definición únicamente procede de las hembras de animales mamíferos.

Por si fuera poco, hay otra confusión que se provoca en los lineales que nos trae también de cabeza. Tienes los envases del mismo tamaño, con prácticamente los mismos colores… y comparten la misma zona de los productos refrigerados en un supermercado. Se trata de la mantequilla y la margarina. La primera es un producto procedente de la leche, y por lo tanto de origen animal, con proteínas fundamentales para el día a día. La segunda procede de elementos vegetales, entre los que destaca el girasol. En términos nutritivos, la mantequilla gana por goleada. Y si ya hablamos de sabor… Pues eso, que no nos confundan.