#sábadocanalla: Lo peor que nos deja el año viejo

Estos días de esa semana semi-vacacional que transcurre entre las festividades de Navidad y Año Nuevo son propicios para que se haga balance de lo ocurrido en los últimos 365 días. A nosotros, desde nuestra particular óptica canalla de lo que ocurre en el sector vacuno, nos parece fundamental realizar balance de lo ocurrido durante el año 2017, antes de lanzarse a las buenas voluntades que queremos plasmar en el ejercicio 2018. Y, una vez más, lo cierto es que nuestra visión es pesimista. Vayamos por partes…

En el sector lácteo, notamos que los productores están desanimados como en pocas ocasiones lo han estado en las últimas décadas. Resulta que el sector productor ve cómo su leche vale algunos céntimos más, después de que tocara fondo con el final de las cuotas lácteas. ¿Recuerdan aquel ‘aterrizaje suave’ que nunca se cumplió? Sin embargo, las subidas que se han ido registrando de forma sucesiva durante el segundo semestre del año que ya acaba no se corresponden con la recuperación más sostenida que se ha tenido en el resto de Europa. Antes de esta última crisis, el precio español estaba por encima de la media europea. Ahora está muy por debajo. El sector ha reducido su número de productores, se han profesionalizado los que quedan, pero las buenas noticias no acaban de llegar.

En las explotaciones de aptitud cárnica, nuestro pesar es que el sector productor no es capaz de modernizarse de una forma decidida. Siguen imperando sistemas de producción más propios de otra época, por lo que el sector no es capaz de poner en valor la gran calidad de su producción autóctona. Una carne de calidad, pero que no llega al consumidor con la suficiente regularidad para no alcanzar un buen precio en el mercado. Aquí también habrá que hacer deberes en el nuevo año.

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