La ministra de Industria, Comercio y Turismo en funciones, Reyes Maroto, afirmó la pasada semana que pedirá a la Comisión Europea compensaciones al margen de la Política Agrícola Común (PAC) por los aranceles impuestos por Estados Unidos por el caso Airbus, así como llevar ante la OMC la ley Helms-Burton contra empresas extranjeras en Cuba.

“Vamos a solicitar que se analicen compensaciones a los sectores afectados, en particular al sector agroalimentario europeo y español, al margen de la PAC”, indicó Maroto a la prensa a su llegada a un Consejo de Ministros de Comercio de la Unión Europea (UE).

Está claro que las ayudas no son el escenario ideal para los productores. De hecho, puede llegar a ser contraproducentes, ya que las subvenciones deben ser utilizadas para invertir, y en ningún caso para maquillar la cuenta de resultados de una explotación. Por lo tanto, desde este humilde rincón sabatino tampoco vamos a decir que las ayudas públicas sean la solución para cualquier tipo de circunstancia. Eso no lo diremos nunca.

Distinto es que haya situaciones urgentes y excepcionales en la que un organismo público, en este caso la Unión Europea, tenga la obligación moral de proteger a sus productores ante una situación inesperada y complicada. Por lo tanto, esa petición de ayuda ante la amenaza de aranceles del polémico presidente Trump es lógica y necesaria. La ciudadanía tiene que proteger a un sector primario que es absolutamente estratégico.