#sábadocanalla: El timo de las falsas leches

El verano es época para ponerse en forma. Aquel que no se había enterado que le sobraban un par de kilos, parece enterarse cuando se pone el traje de baño y el final de la época estival y la llegada de septiembre es propicia para marcarse unos buenos propósitos de esos que, con suerte, llegarán vivos hasta octubre. Hasta noviembre, por norma general, ya no llega ninguno vivo.

Uno de esos propósitos puede ser el consabido ‘guardar la línea’, después de comprobar con las múltiples fotos realizadas en la playa que hay más de unos kilos sobrantes que no se disimulan fácilmente. También se apela a la cuestión de la salud, porque septiembre vive de esas buenas intenciones. Y dentro de ese propósito de adelgazar entran algunos productos denominados leche, como la de soja o la de coco.

Vamos a centrarnos para empezar bien, que los canallas de VACUNO DE ÉLITE no queremos líos en verano. De leche, nada de nada. Hablemos con propiedad. Son líquidos, aunque la RAE quiere hacernos la pascua. La primera acepción de leche dice que es “líquido blanco que segregan las mamas de las hembras de los mamíferos para alimento de sus crías”. Bien. La segunda es “leche de algunos animales que se emplea como alimento de las personas”. Mejor. Pero la tercera es irreal: “Jugo blanco obtenido de algunas plantas, frutos o semillas”.

Pero no hay que equivocarse. Esa obsesión por parecerse a la leche es, en realidad, porque su vocación es sustituirla. Quiere hacerse parecer por el mismo producto, pero más sano, con menos grasas y menos problemas para la salud. No hace falta decir al lector habitual de este medio que no se trata más que de pamplinas. De todos modos, la sociedad urbanita, en ocasiones, no parece tener nada claro estos conceptos. Habrá que aclararlos desde el sector, porque todos nos jugamos mucho. Nos jugamos el futuro.

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