Piden ayudas a los ganaderos por la futura normativa de fertilización de suelos

El Ministerio de Agricultura está redactando un Real Decreto que ha levantado inquietud entre los ganaderos españoles. La normativa pretende mejorar la nutrición o fertilización de los suelos en España. “Un objetivo deseable y loable”, aseguran desde la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos, que sin embargo podría causar problemas de manejo en numerosas granjas españolas.

UPA reconoce la importancia de una correcta nutrición de los suelos para mejorar la productividad de los mismos y la rentabilidad de las explotaciones. “Apoyamos las medidas que buscan más productividad y prácticas modernizadas, sin embargo, todo cambio debe tener en cuenta la realidad del sector productor y asegurar la supervivencia de las explotaciones familiares”, han señalado.

La puesta en marcha de este Real Decreto supone un “enorme desafío para el sector”, señala UPA, tanto en la gestión de los abonos orgánicos como inorgánicos, y por ello han solicitado al Ministerio de Agricultura un periodo transitorio para adaptar su sistema productivo.

El abonado orgánico, principalmente procedente de purines y estiércoles, supone una fuente de nutrientes muy importante para los suelos agrícolas, además de un claro ejemplo de economía circular. Los efectos perniciosos de este decreto se darían, fundamentalmente, en la cornisa cantábrica, pues es allí donde las nuevas exigencias que prepara Agricultura suponen un cambio más complejo para los ganaderos.

Los ganaderos de vacuno son los que ven el decreto con más temor, ya que las máquinas que deberán utilizarse a partir de ahora sirven para el purín porcino (más líquido) pero no para los excrementos de vaca, más sólidos y que atascan la maquinaria. Además, los ganaderos critican que las inversiones en este tipo de tecnología son hoy por hoy “inasumibles”, en especial para las pequeñas granjas.

El decreto pretende prohibir las técnicas con las que se esparce tradicionalmente el estiércol en España, normalmente abanicos y cañones, por otros métodos de “aplicación localizada”, que inyectan el purín en el suelo, reduciendo las emisiones de amoniaco, fundamentalmente. Sin embargo, los ganaderos creen que no se puede “prohibir sin dar alternativas”, por lo que piden excepciones para determinadas zonas de alta pendiente (más del 10%) y para pequeñas parcelas. También han elaborado un catálogo de buenas prácticas que han trasladado a Agricultura para que lo tenga en cuenta.

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