Avances para el desarrollo de antibióticos y vacunas contra la brucelosis

La brucelosis, una patología del ganado y otros animales domésticos, también afecta a medio millón de personas por año en el mundo (incluyendo 10.000 argentinos). Ahora, un grupo de científicos descubrió la red genética de virulencia de la bacteria que causa la enfermedad, esto es, la sucesión de genes que se activan o se reprimen para favorecer la multiplicación del patógeno.

En el estudio, publicado en la revista Nucleic Acids Research, los científicos recrearon en el laboratorio las condiciones ambientales (acidez y nutrientes) que la bacteria de la brucelosis o ‘Brucella’ encuentra en el interior de ciertas células inmunes cuando es fagocitada. Además, agregaron metabolitos específicos que favorecen la inducción de un factor de transcripción (VjbR) “encargado de activar los genes que requiere la bacteria para infectar a la célula hospedadora”, explicó el doctor Rodrigo Sieira, autor principal del estudio e investigador del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Buenos Aires (IIBBA), que depende del Conicet y de la Fundación Instituto Leloir, según publica la agencia Dicyt.

En una etapa siguiente, los científicos usaron tecnologías de última generación (ChIP-seq y RNA-seq) para identificar cuáles de los 3.000 genes bacterianos están regulados por VjbR y se “encienden o apagan” para facilitar la infección. “Nos llevó mucho tiempo”, dijo Sieira, quien integra el Laboratorio de Microbiología Molecular y Celular del Leloir que dirige la doctora Ángeles Zorreguieta. Resultaron ser 71 genes, que, entre otras funciones, influyen o modulan la respiración, la resistencia al estrés y la “limpieza” de compuestos tóxicos. De esta manera, Brucella evade el sistema de defensa de la víctima y se multiplica.

Sieira subrayó que el avance representa “un primer paso en el estudio de la red regulatoria de virulencia de Brucella y abre nuevas líneas de investigación para estudiar el rol específico de los genes identificados que no aún no han sido explorados”. En tanto, Zorreguieta puntualizó que el hallazgo podría favorecer en el futuro el desarrollo de nuevos antibióticos y vacunas.

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